"LA HISTORIA DE LA FILOSOFÌA ILUSTRADA"

MEDITACIÒN TERCERA

 

En esta tercera meditación, Descartes demuestra la existencia de Dios. ¿Cómo demostramos su existencia? Los humanos son una sustancia, pero una sustancia pensante, una sustancia que desea, si desea es porque le falta algo, si le falta algo es porque hay algo mejor, completo, perfecto. ¿Cómo sabemos que nosotros no somos seres perfectos? Porque nosotros, aunque captemos las cualidades de los objetos, no sabemos si realmente estas cualidades son las auténticas o si simplemente son aproximaciones nuestras, distintas seguramente a las que realmente son de su naturaleza. Descartes distingue entre dos tipos de cualidades: las primarias y las secundarias. Las primarias son las que captamos a través de la razón y las secundarias a través de los sentidos; por lo tanto, las cualidades primarias son claras y distintas, mientras que las secundarias nos pueden llevar al error. Aún pensando que fuéramos seres perfectos y autosuficientes, se nos plantea la duda de quién nos creó. El cuerpo evidentemente nace de un parto y lo explica la biología; lo que nos falta es quién crea el alma (“res cogitans”). Evidentemente debe venir de un ser superior, Dios; sólo Él es capaz de unir al cuerpo una alma. Y así queda resuelto el segundo argumento de la existencia de Dios. Aún así nos faltaría saber cómo adquirimos la idea de la existencia de Dios. Como evidentemente no puede percibirse a través de los sentidos, nos percatamos de que sólo Dios mismo nos pudo introducir esa idea de forma natural.

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